PREPARACION PARA LA GRACIA. VISITAR AL ENFERMO (VI PARTE)
Freddy J. Berrios G.
@Catolicoslinea
Estar enfermo es tener alterada la
salud en cualquiera de las dimensiones del ser humano; físico, mental y
espiritual. La expresión “enfermo” denota un desequilibrio que se presenta en
la vida desde la expulsión del Edén de Adán y Eva que se convirtió en parte de
la naturaleza de la creación, por lo tanto, la enfermedad es la corrupción de
la condición original de “imagen y semejanza” divina (Gen 1,26-27).

El creyente se lamenta ante Dios por su enfermedad e implora la curación a través de oraciones, peticiones, incluso negocia sacrificios, penitencias, ayunos, abstenciones, entre otras líneas de acción que ofrece el afectado para dar testimonio del milagro o de la sanación esperada y así dar Gloria a Dios. De esta manera, los de identidad católica, experimentamos que la enfermedad tiene una vinculación mística con el pecado, a la concupiscencia, por lo cual, la fidelidad a Dios devuelve la buena vida (Ex 15,26)
¿Por qué visitar al enfermo?
El enfermo carga una vocación y un
apostolado especial porque el sufrimiento que padece tiene un sentido redentor
por los pecados de los demás, a la vez que experimenta su cercanía a Cristo en
el misterio de su pasión, muerte y resurrección. Al visitar al enfermo se
aprende a aceptar y a santificarse en la enfermedad con Dios en unas
circunstancias inesperadas e indeseadas que es útil para madurar en la fe y
atraer a los extraviados (Villegas, Ricardo. Reflexiones en noches de insomnio.
EVIGRAFT. 1era Edición. España, 2009).
¿Cómo podemos estar sanos?

La compasión de Cristo hacia los
enfermos indica que Dios ha visitado a su pueblo, a la hija de Sión, para
perdonar toda falta y curar toda enfermedad (Is 33,24; Lc 7,16).
¿Los enfermos pueden gozar de indulgencia en este año jubilar?

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