domingo, 26 de abril de 2015

PERSIGUEN A LOS CRISTIANOS (2/3) 2da PARTE



PERSIGUEN A LOS HIJOS DE DIOS
 II PARTE: TIEMPO DE PERDÓN
Freddy J. Berrios
@Catolicoslinea

Injusticias y toda clase de actuaciones no cristianas, son noticias constantes en el tiempo y revelan la existencia de una sociedad que inhibe la liberación que predica el Evangelio. Hay países que en toda época  viven un terrorismo religioso contrario a las exhortaciones cristianas que refieren el compromiso de darle a cada tiempo un sentido religioso en el que se sostenga la anhelada liberación. Una clave apoyada en Cristo para trabajar la  liberación  -ruptura de la esclavitud que representan los fanatismos religiosos- está relacionada con la impronta de los ciclos. Ello da cuenta de que los meses  constituyen la administración del tiempo de ejecución de diversas actividades que sellan virtudes cristianas tales como el perdón.  Por ejemplo,  Abril  -derivado del verbo latino “aperire”  y traduce “empezar”-  señala la reanudación de la peregrinación espiritual  tras la pausa invernal y el primer brote de las plantas de fe;  así,  el Magisterio une ritos pascuales a este periodo del año promoviendo  la caridad, de lo cual se deriva el nombre griego “areté” (virtud) símbolo de Cristo como Buen Pastor y Cordero Sacrifical;  ello revela que en la dimensión “tiempo” hay una Cristoincidencia que permite para diferentes periodos reconocer el signo viviente del amor  del “Dios con nosotros”, encargado del padecimiento de su pueblo, camina con él, lo salva y lo constituye en la unidad con Él. En esta época de persecución cristiana se recuerda lo que desde el principio ha sido “amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores, para que así sean hijos de su Padre que está en los Cielos” (cf. Mt 5,44-45)
¿Perdono a mis perseguidores?
Sí, aunque es difícil, tenemos que perdonar la violencia  y eliminarla con acciones que propendan al bien.  El perdón es la consigna a seguir  como medio de santificación personal y comunitaria; el perdón es el aceite que mantiene ardiendo nuestra llama de fe para ser luz e iluminar las mentes cegadas por la violencia de la cual han sido víctimas; el perdón es deleite para hacer sentir en la comunidad, el sabor que provoca ser sal en esta tierra sedienta de amor.
¿Dejamos que la justicia humana tome a los impunes? 
No!  Es necesario que la vid mística sea podada a fin de producir fruto abundante;  que la piedra que adorna el “Templo Celestial” sea pulida para un aprendizaje. El alma sometida a vicisitudes, debe repetir: “me vino bien haber sido humillado, así aprendí tus órdenes” (cf. Sal 119:71). Santa Teresa de Ávila expuso  “la mejor y más fuerte herramienta para conquistar el cielo es la paciencia en las pruebas… la paciencia hace a un hombre  ser dueño de su alma”.
¿Cómo asumo ser víctima y perdonar?
Asistiendo a la Eucaristía,  ella es  fuente  de donde los  perseguidos sacan fuerza para profesar la fe en Cristo, aún a costa de derramar  la última gota de su sangre. (cf. Bernabé Nwoye. La Brisa del Segundo Pentecostés. 2013). En unión Eucaristía y oración, no tenemos nada que temer; a partir de oración profunda, llegamos a la experiencia mística del éxtasis como encuentro con Dios, anticipo de alegrías futuras y respuesta de Misericordia. (Rosa Giorgi. Ángeles y demonios. 2004)

PERSIGUEN A LOS CRISTIANOS (1ra PARTE)



PERSIGUEN A LOS CRISTIANOS (1/3) ALERTA
Freddy J. Berrios
@Catolicoslinea

Cristianos en varias partes del mundo son víctimas de la violencia y de la imposición a la fuerza de creencias religiosas que son contrarias al amor, la tolerancia y el respeto. Asesinan a sangre fría a los hijos de Dios infundiendo terror en nuestros hermanos en donde el adversario pone a prueba la fe de cada individuo para lograr su propósito: separarnos del camino de Santidad. No conforme con estas acciones, las hordas infernales se han dado a la tarea de expandir por los medios de comunicación la especulación, la falsa información de la extinción de la religión cristiana en poco tiempo, cuando mucho en cinco años estiman que ya no habrán cristianos en el Oriente del planeta Tierra. Oremos por las personas que buscan matar el cuerpo; que sus corazones de piedra sean derretidos por la Misericordia de Dios y les haga reconocer el valor de cada vida en el mundo. Es hora de tomar acciones católicas, rodilla en tierra, camándula en mano y los brazos abiertos para abrazar la cruz de la victoria. Amén.
¿Cómo enfrentarnos ante tanta inseguridad por profesar nuestra fe?
La oración debe ser una constante en la vida del cristiano. También nuestras obras determinaran la maduración de nuestra fe; donde se anuncie la Buena Nueva de Cristo y se denuncie con valentía las debilidades de la humanidad para ejercer el bien común, allí estará la persecución latente para intimidar las acciones del Espíritu Santo en cada uno de los que se mantiene en el camino de Santidad. (cf Mt 10: 16-28; Rm 8:18-27; Ap 12:17)
¿Qué significa tener Temor de Dios?
En cuanto a la distinción y aplicación de términos, temor en sentido humano y Temor de Dios son totalmente diferentes. Uno aplica a la imposición, dominación y subordinación; el otro es un don del Espíritu Santo desde el “soplo de la vida” para experimentar el amor perfecto con Dios y así expulsar todo “temor”. El Temor de Dios, por tanto, es el respeto y el amor filial hacia nuestro Padre Creador al punto de inquietarnos de ofenderlo por nuestras acciones, por lo que se fomenta un ardiente deseo de vivir según Su Voluntad dando testimonio como hijos de Dios. (cf. Eclo 23: 27; 40:27)
¿Estamos ante una guerra espiritual?
Sí. Desde que nos formamos en el vientre materno estamos propensos a las asechanzas del demonio, por eso es importante la oración individual y colectiva del pueblo de Dios para la salvación en comunidad. La inclinación al mal nos hace olvidar el quinto mandamiento de nuestro Señor que condena la destrucción voluntaria de la vida humana, por lo que tenemos que  asumir una actitud de fe ante los acontecimientos que se encuentran en todos lados en pleno desarrollo. Es la Esperanza de gloria para los hijos de Dios que sufren con Cristo por amor a la humanidad y al planeta entero: Justicia, Paz y Unidad de la obra creadora de Dios se ha convertido en la consigna de TODOS los hombres y mujeres  de buena voluntad, creyentes o no creyentes.