lunes, 24 de febrero de 2020

DESPUÉS DEL CARNAVAL...CUARESMA O CUARENTENA?

JESÚS; EL EMBALSAMADOR EN CUARESMA.
Freddy Berrios

@Catolicoslinea
EN CUARESMA NOS QUITAMOS LAS CARETAS

En carnaval –fiesta de la carne- según su origen etimológico, se hizo común el uso de máscaras. La máscara en sentido filosófico, representa el conflicto de mostrar una apariencia distinta de la esencia del ser, característico en los que se atan a las cosas efímeras. Son estas apariencias, lo que permite al hombre y a la mujer, como creaturas frágiles, caer en la concupiscencia, en especial por los placeres sensuales; motivo por lo cual la Iglesia llama a sus fieles a vivir sin máscaras, siendo sinceros con nosotros mismos y con Dios. Reconocer nuestra debilidad, que la vida humana sin Dios es completamente inconsistente, es lo que nos impulsa el miércoles de ceniza a aceptar nuestra conversión y vivir un proceso que nos permite mantener nuestros cuerpos unidos al misterio de Cristo en el desierto.

No es casualidad que la primera mención de “cuarenta días” en la Biblia haga referencia al
embalsamamiento, ya que este es un proceso para evitar la putrefacción de la carne muerta(cf. Gen 50,3). Del mismo modo, el destino de caducidad que tienen las cosas de la vida en especial los placeres mundanos, es inevitable e imprevisible así como la muerte está expuesta para todos. Basta un instante para que la muerte domine sobre todo lo terrestre y corrompa nuestros cuerpos en el sepulcro. Solamente estaremos protegidos asumiendo con convicción que la muerte, al igual que el pecado, está encadenada a la cruz en la que se sacrificó Jesús por amor, convirtiéndose en señal de victoria gracias a la obra redentora.


La autentica conversión de corazón, nos reviste de Cristo quien nos fortalece, para no confundir el tiempo de cuaresma con cuarentena, que si bien pudieran hacer ambas definiciones referencia a un conjunto de cuarenta días o tiempo de observación para sanar, éste último denota más a lo físico que a lo espiritual, a lo temporal en vez de lo eterno. Viviendo nuestra identidad católica, estaremos conscientes que la muerte no es el fin de la vida, sino un paso transitorio, absolutamente natural, opuesto al sentido macabro como se entiende actualmente; para ir al encuentro con nuestro creador y llegar al culmen de la Gloria de Dios.

CUARESMA, TIEMPO DE REFLEXIÓN Y ACCIÓN

Debemos reflejar en estos cuarenta días, actitudes corporales que manifiesten respeto, solemnidad y el gozo de ser los hijos de Dios. Para ello, ejercer las formas de piedad de ayuno, oración y limosna en un sentido abnegado, de amor, es lo que nos prepara hacia la expresión autentica como templos vivos de la Gracia Divina. La cuaresma es un tiempo de penitencia interior que implica obrar de manera consciente ante las tentaciones de la mortificación, el sufrimiento y penuria al efectuar sacrificios, evitar caer en malentendidos y mensajes tergiversados en la sociedad por el adversario que pretende que la persona perciba tristeza e incomodidad al sacrificarse, cuando el fruto de los sacrificios realizados con alegría y discreción son los milagros prometidos por Cristo. (cf. Mt 6,1-18)

No hay comentarios:

Publicar un comentario