martes, 1 de noviembre de 2016

REFLEXIÓN CATÓLICA

BEATIFICACIÓN DEL DR.  HERNÁNDEZ EN LA MIRA
Freddy J. Berrios G.
@Catolicoslinea






Venezuela es un país bendecido por Dios; prueba de ello es que 71% de la población nacional manifiesta identidad católica, es el único país consagrado al Santísimo Sacramento del Altar, es de los pocos países católicos que celebran en diciembre las misas de gallo (novena de las misas de aguinaldo), país único con dos cardenales, dos beatas, cuatro venerables y una sierva de Dios, entre otros indicadores que pudieran revelar ante la comunidad internacional, que en esta tierra de Gracia se vive en prosperidad espiritual y siempre beneficiando a los más necesitados para hallar felicidad en búsqueda del bien común. Pero en esta realidad hay contradicciones y graves objeciones que obstaculizan los esperados hallazgos referidos al bien común; estas contradicciones descubren una sociedad diferente, dividida, donde  acciones político-partidistas interesadas en la confrontación como forma de debilitamiento, han fragmentado a los venezolanos tanto en ideales como en estratos sociales, cultura, costumbres, tradiciones y valores. Los gobernantes, quienes aspiran cargos de tal naturaleza y los comerciantes en general, han tergiversado las manifestaciones de tal identidad religiosa, haciendo ver, por ejemplo, el sentido de la peregrinación en vez de lugar y espacio de oración, lo han convertido en una especie de turismo religioso, en tanto que promueven la economía del consumo, la venta de souvenir, la explotación turística de la región, todo ello sin considerar si el feligrés foráneo pueda experimentar un encuentro íntimo con Dios que lo ayude a dar testimonio de la Gloria de Nuestro Señor.

Unas de las tergiversaciones a la referida identidad religiosa, se aprecia en relación a la causa de beatificación del Venerable Dr. José Gregorio Hernández Cisneros; en cuyo proceso, se observan dos grandes obstáculos; por una parte, la utilización de su imagen en santería y demás manifestaciones supersticiosas, y por otra parte siendo aún más grave, la indiscreción de los medios de comunicación por develar un “posible milagro” de este laico trujillano con una manera errónea de difundir noticias relativas a esta causa, sin darle el debido estilo de periodismo religioso; siendo que este último obstáculo, ha afectado en mayor consideración la causa de su beatificación. En pocas palabras, se divulga información capciosa o noticia desvirtuada que afecta a las masas y a su actitud para orar por nuestros hermanos que caminan en santidad. Un ejemplo de ello es la publicidad solapada que se le da al Santuario de Isnotú, según la cual la mayoría de los peregrinos piensan que este sitio (Santuario) alude al Venerable; siendo que,  el Dr. José G. Hernández debe haber sido declarado “Santo” para que este lugar lleve su nombre; la referida publicidad engañosa no revela que en realidad el nombre completo de este lugar en Isnotú, es Santuario del Divino Niño.  

La tergiversación de la identidad religiosa aludida en el presente escrito, y refiriendo como ejemplo la causa del Venerable Dr. Hernández, presenta otros signos de controversia; cuando por ejemplo, se maneja información acerca de que actores políticos (gobernantes) han mostrado especial interés  -solo provecho político-  por la restauración de la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria en Caracas, donde reposan sus restos. Sobre este tema de restauración, se conoció en el año 2004 que Mons. Henry Padilla era el responsable de dicho proyecto; sin embargo, para Marzo del año 2013  es la Presidencia de la República quien se encarga de terminar los ajustes de esta infraestructura para lo cual aprobaron 91,8 millones de Bolívares.

Respecto a la exaltación de las obras en favor de la causa del Venerable, en Trujillo los medios también develaron estruendosamente desde el  año 2014 un ambicioso proyecto turístico de un teleférico que comunicaría la población de Isnotú con los poblados circundantes como Sabana Libre, El Alto de Escuque y el Boquerón,  en el cual se incluyó un parque temático. No obstante esa exorbitante noticia, hasta la fecha    -casi terminando el año 2016- no se ha concretado nada de este proyecto.

Otra de las tergiversaciones de la identidad religiosa del venezolano, puede verse a la luz de otros procesos de beatificación y canonización que sigue la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV); por ejemplo, en ese mismo 2014 la CEV declaró año jubilar en el país con motivo de los 150 años del natalicio del Venerable. Nunca antes se conoció en Venezuela celebración alguna de fechas de natalicio de Venerables o Beatos, que efectivamente existen en el país, luce evidente que tales, no han merecido el mismo tratamiento. Pudiéramos sugerir una mayor atención a la importancia de otras causas de beatificación como por ejemplo  la beatificación de la hermana Emilia de San José. Respecto al mayor o menor interés por las causas que sigue la CEV, muchos expertos justifican el efecto del Dr. Hernández por ser el único laico criollo y porque hizo vida política –pública- muy notoria en el siglo XX.

A propósito del proceso de beatificación del Venerable José G. Hernández C., Monseñor Fernando Castro, obispo auxiliar de Caracas y Vicepostulador de la causa del popular “Médico de los pobres” expresa que hay tres metas por cumplir que exige la comisión del Vaticano: 1) Mostrar la persona de José G. Hernández C. como modelo de médico de los más necesitados y hombre ejemplar, 2) Clamor de oración en todo el país y 3) Recoger el mayor número de testimonios.  Es indiscutible que sea por las razones que sean, la beatificación del Dr. Hernández está en la mira de la Santa Sede y su aprobación depende de la actitud de los feligreses venezolanos así como de su formación espiritual, ya que mientras no sea santo al Dr. Hernández no se le puede rendir culto oficialmente, ni se le puede designar una infraestructura como santuario, iglesias, capillas o altares, tampoco se le puede asignar una fiesta litúrgica; igualmente se pide discreción con los testimonios de los posible milagros para no difundirlos a los medios de comunicación y llevar todos los documentos, exámenes médicos y demás pruebas que lo avalen, junto con las oraciones de intercesión para ayudar a la causa.



   

jueves, 27 de octubre de 2016

EL PADRE LINERO EN VENEZUELA




¡EL MAN ESTÁ VIVO! NO ES MAGÍA, ES MISTERIO
 

  
Freddy J. Berrios G.
Reportero Eclesial / Diócesis de Trujillo

 


“Sólo para Dios la Gloria, lo importante es encontrarnos con el Señor y que lo amemos…” fueron las primeras palabras del Padre eudista Alberto José Linero Gómez ante los espectadores que se apostaron en el estadio Italo Di Fillipi  de la hermosa población turística de La Azulita, Municipio Andrés Bello – Edo. Mérida; agradeció a los organizadores del evento, saludó al público con su acostumbrada jocosidad y elocuencia que presenta en la televisión con su “Tú sabes!” para comenzar –en sintonía con los presentes- con una oración para Pacho Bermejo, su compañero en esta visita por nuestro país.
Entrada al Estadio

Desde el lunes 24 de Octubre, el pueblo católico venezolano ha disfrutado una experiencia mística con Dios en lo que se denominó Gran Predicación Misión Venezuela y del cual el Padre Linero fue el invitado especial en una visita por Coro – Edo. Falcón, posteriormente el martes 25 se presentó en Maracaibo – Edo. Zulia para culminar el miércoles 26 en esta locación andina en la que fue recibido por una multitud de laicos de diversos grupos apostólicos, congregaciones religiosas, prelados de las Diócesis de El Vigía, Arquidiócesis de Mérida, de la Diócesis de Trujillo y representantes de la Conferencia Episcopal Venezolana.

Pacho Bermejo, laico Colombiano con dilatada trayectoria en actividades de predicación, inició la primera parte reflexiva de esta jornada evangelizadora, donde resaltó la importancia de llamar a nuestro Dios como Padre y de sentirnos verdaderamente como sus hijos, “…Dios nos da el privilegio de venir a misionar, de venir a servir, de venir a compartir el Evangelio del Señor con uds.” expresó Bermejo al tiempo que dejó como testimonio de fe cuatro lecciones para vivir como hijos de Dios; estar convencido que Dios como nuestro Padre nos creó, nos conoce, nos provee de lo que Él considera necesario para que maduremos en la fe y nos ayuda a resolver los problemas que tenemos en nuestro diario vivir.

La segunda parte de este encuentro con Dios fue guiada por el Padre Linero y resaltó un pasaje bíblico en la que particularmente le toca su corazón, es la escena de Jesús y el leproso que se desarrolla en el Evangelio de Marcos que de manera especial le ayuda a entender su discipulado (cf. Mc 1: 40-42). A partir de este texto indicó tres actitudes que debemos adoptar para transformar nuestra realidad; ser audaces para buscar a Jesús y convertirlo en el centro de nuestras vidas, postrarnos ante Él porque no hay hombre más grande que aquél que se arrodilla a nuestro Señor y estar convencidos de la voluntad y el poder de Dios.
Padre Linero y Pacho Bermejo

“Muchas personas quieren que Dios les conceda lo que necesitan pero no se acercan a Dios…cuando uno quiere acercarse a Jesús hay que vencer todos los obstáculos que se nos pongan, tener audacia es tomar decisiones así a algunos no les guste, cuando uno vive su fe como católico algunos dicen Oye! Se volviooó Tú sabes! (risas del público)…que nada me impida que busque a Jesús” sentenció Linero.

Entre interacciones, cantos, oraciones, abrazos, llantos de emoción, bromas y dádivas a Dios terminó esta maravillosa experiencia religiosa; se expuso el Santísimo Sacramento y el Padre Oscar Núñez presbítero de la parroquia La Inmaculada dio la bendición final dejando gran satisfacción y esperanza a la Iglesia militante para seguir trabajando en el amor con nuevas fuerzas, donde Jesús sea lo más importante de nuestra vida, esa es la clave de la felicidad.

martes, 25 de octubre de 2016

REFLEXIONES DE UN SEMINARISTA (II PARTE)

LA FAMILIA DON DE DIOS
Andri Viloria
Seminarista. III de Teología

 “Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas”. Col 3:18-19

La determinación del amor humano tiene su origen en un amor fundante; Dios. Él,  transmite su amor a cada ser humano en y a través de la familia. En el carácter esponsal del amor, Dios devela su amor al hombre-esposo, a la mujer-esposa; en el amor paterno-materno, revela su amor a los hijos; en el amor filial, manifiesta su amor al hombre-padre, a la mujer-madre; en el amor fraternal declara su amor entre los hermanos. Todas estas dimensiones del amor, “entrega sincera de sí mismo”, son posibles porque tienen su origen y fuente en Dios; Él es Esposo, Padre/Madre, Hijo, Hermano. Cada miembro de la familia es fruto, expresión y encarnación de Dios que es amor.


  La magnificencia del amor de Dios, en y a través de la familia, no termina ahí. La dimensión del amor trasciende las fronteras familiares y alcanza a la sociedad. Del mismo modo que la familia es expresión y medio del amor de Dios a sus miembros, en y a través de ella, manifiesta su amor a la humanidad entera. La familia es un regalo de amor de Dios a los miembros que la conforman, a la sociedad que se constituye a través de ellas.

Es propio de la familia, por su naturaleza, ser un prisma del Amor divino y del amor humano. Dios ama al ser humano en la familia y -a través de esta- Él es amado. En y a través de la familia se desvela, comunica y vive el amor en sus diversas dimensiones, no sólo descendente: Dios-persona-familia-sociedad-creación, sino también ascendente: persona-familia-sociedad-creación-creador.



Del mismo principio físico de gravedad que “todo objeto suspendido, tirado en el aire es atraído hacia el centro de la tierra”, así el corazón humano es atraído por la fuerza del amor de la familia, en ella la vocación de toda persona, don de Dios, debe ser consumido en el seno del hogar, en ella crecemos y vivimos.



jueves, 13 de octubre de 2016

SIE7E OBRAS DE MISERICORDIA ESPIRITUAL (IV PARTE)

PERDONAR A LOS QUE NOS OFENDEN
Freddy J. Berrios G.
@Catolicoslinea

Qué Misericordioso es nuestro Señor Jesús y cuán grande es su amor; son infinitos sus caminos por lo que llama a los pecadores y profunda la sabiduría con que convierte hechos humanos mezquinos en grandes acontecimientos que demuestran Su Gloria. El agravio inferido de un individuo a otro, es una ofensa que nos da la oportunidad de crecer en el auténtico amor a través del perdón; detrás de la ofensa se esconde la tentación del adversario de generar resentimientos (decepción, odio, intolerancia, etc.) que buscan envenenar el alma, la mente y el cuerpo, pero Cristo en su oración al Padre creador nos imbuye en este compromiso caritativo para fomentar entre nosotros  la unidad. “Errar es de humanos y perdonar es divino” es el argot popular que recoge el sentido ilimitado e inmensurable del amor a través del perdón.

¿Cómo puedo perdonar al que me ha hecho daño?
Es un acto de fe el perdonar y más cuando se encuentra latente un dolor, una pérdida, una humillación, entre otros sufrimientos. Por lo tanto, se requiere de la acción del Espíritu Santo para participar desde el fondo del corazón, en la santidad, en la misericordia y en el amor divino para hacer de nuestra pertinencia los mismos sentimientos que están en Jesucristo; sólo así la unidad del perdón es posible perdonándonos mutuamente como nos perdonó Dios en Su Hijo (cf Ef 4,32; Flp 2, 1; CIC parág. 2842)

Perdono pero no olvido ¿puedo vivir en paz?
No. Hay personas que han causado mucho sufrimiento a los demás y no sólo eso, sino que los malvados influyen en otras personas y las corrompen, con lo cual se opta por “perdonar” temporalmente las ofensas pero estamos en alerta a lo que pueda hacer nuestro hermano, el prójimo; ahora bien, esta opción de “no olvidar” crea una brecha en la que los prejuicios nos separa también de Dios porque no podemos amar a nuestro Señor a quien no vemos, si no amamos al herman@ a quien sí vemos (cf. 1 Jn 4,20). La obligación más bella –como virtud- para Dios es nuestra paz, nuestra concordia, la unidad en el Padre, el Hijo y El Espíritu Santo de su pueblo elegido, por consiguiente estas acciones no se consideran  auténticos  actos de sacrificio y Él nos despide del altar para que antes de ofrecer algo nos reconciliemos con nuestro hermano (cf. CIC parág. 2845).



Hay gente que no les agrado e insisten en hacerme mal ¿qué hacer?    
Los cristianos estamos en el mundo pero no somos del mundo; es normal que por causa de nuestro Señor tengamos enemigos de la fe. No está en nuestra mano y pensamiento no sentir ya la ofensa y olvidarla; pero el corazón que se ofrece al Espíritu Santo cambia la herida en compasión y purifica la memoria transformando el agravio en intercesión; además, damos testimonio del amor que es más fuerte que el pecado. Amar inclusive a quienes nos consideran enemigos es buscar la perfección en la observación del mandamiento de Jesús y es nuestro llamado natural como Iglesia (cf. Mt 5,48; Lc 6,36; Jn 13, 34).





viernes, 30 de septiembre de 2016

SIE7E OBRAS DE MISERICORDIA ESPIRITUAL (III PARTE)

3) TOLERAR AL PRÓJIMO
Freddy J. Berrios G.
@Catolicoslinea

Cristo enseñó la verdad, no  la razón; el conocimiento humano es una perspectiva subjetiva de la realidad en el que vivimos y por naturaleza, la mayoría de las acciones que realiza una persona en particular, trata de justificarla –sea buena o mala-. Tolerar al prójimo se convierte en una virtud cuando se practica de manera prudente y respetuosa, no es el hecho de dar o quitar la razón en una determinada situación al prójimo, sino de comprender con paciencia las circunstancias del prójimo. Es nuestro deber como católicos, y nuestro derecho social a la libertad de pensamiento, expresión y acción, a buscar la verdad sobre todo en lo que se refiere a Dios; aquella Verdad que exige obras caritativas para vivir felices.  (cf. Jn 14:6; Mt 5:3-11) 

¿Por qué tengo que tolerar al prójimo?    

Porque es una práctica de amor que agrada a Dios, tolerar al prójimo es una obra muy difícil que exige entrenamiento espiritual del cual surgen gradualmente destrezas, habilidades y actitudes que nos permiten contemplar con inteligencia la misericordia de nuestro Señor. El amor no tiene sentido si no es compartido, por lo tanto hay que ponerlo en práctica sin condiciones ni expectativas. (cf. 1Cor 13:1-13)    
Dios nos creó para servirnos mutuamente, vivir sin esta premisa nos aleja de la recompensa del Reino de los Cielos y nos niega a practicar el amor misericordioso a imagen de la Santísima Trinidad (cf. Manglano, José Pedro y de Castro, Pilar. Orar con Teresa de Calcuta. Editorial Desclée de Brouwer, S.A. España, 2003)

¿Cómo podemos tolerar a los demás?   

Formando un espíritu humilde; con ánimo constante se debe esforzar por el convivir buscando el bien común en la familia, en la sociedad, en el mundo. Tolerar se convierte para el cristiano en una escuela, un sistema moral que forja la perfección -por la Gracia del Espíritu Santo- para manifestar la Gloria del Padre creador. Comprendiendo y aceptando las penas del prójimo no basta para hacer justicia, es necesario sufrir con amor como señal de la conexión de la redención gracias al sufrimiento de Cristo.
En ocasiones, tolerar consiste en “perder” el tiempo con alguien que necesite ayuda y muchas veces nos cuesta dar ese tiempo sin saber que es una oportunidad valiosa de salvación colectiva; estar atento, escuchando sin mirar el reloj y sin esperar  beneficios personales nos enseña que el éxito del amor reside en el mismo amor, no en el resultado de dicha acción caritativa.
       
¿Qué hago si me cuesta “aguantar” a mi semejante?

Ser tolerante con el coetáneo no implica dejarse humillar deliberadamente, ni dejarse faltar el respeto en detrimento de la dignidad humana, pues sería una falsa humildad con posibles daños físicos, psicológicos y espirituales. Tolerar con paciencia los defectos del prójimo es esencialmente una prueba de fe que debe ser acogida dentro del respeto, la compasión y sutileza para evitar discriminaciones, injusticias y violencia que generen divisiones, peleas, divorcios, rupturas de lazos fraternos  y sociales, entre otras acciones atenuantes a las insidias del adversario por desviarnos de la misericordia divina.




jueves, 22 de septiembre de 2016

SIE7E OBRAS DE MISERICORDIA ESPIRITUAL (II PARTE)

2) CONSOLAR AL AFLIGIDO
Freddy J. Berrios G.
@Catolicoslinea

Por definición, Consolar es estar al lado de alguien que se encuentra solo, es decir, involucra acompañar. Por lo general, quien busca la soledad es porque se siente triste; entonces la acción de acompañar al que está solo significa asistir al afligido. Para el ser humano, con el pasar de los años, la vida se hace compleja y las tribulaciones eventuales parecen ser más serias; por desgracia, las vicisitudes de perder un trabajo, pasar el trauma de un divorcio, una enfermedad grave, perder un ser querido, entre otros casos, son circunstancias tan angustiosas que nuestro prójimo sufre física, mental  y espiritualmente.
El cristiano debe conocer el verdadero consuelo de Dios cuando nos toque sufrir;  el consuelo es la experiencia de la presencia de Dios y reconocer los signos que lo muestran actuando con nosotros. Hay que profundizar en esta obra de misericordia que va de la mano de la oración para aligerar nuestras cargas mutuamente en beneficio de tantas almas agobiadas que muchas veces optan por no pedir ayuda.

¿Cómo nos consuela Dios?    

En la Biblia encontramos la respuesta “…Todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza” (cf. Rom 15:4)
La humanidad sufre la tentación de transformar nuestra imagen y semejanza de Dios para convertir la propia vida en la tierra como si Dios no existiera en toda su realidad trascendente, es por ello que vemos en la sociedad diversos trastornos psicológicos, depresiones e infelicidad.
Dios es nuestro Padre Creador y nos ayuda a todos por terrible que parezca una situación en particular. De hecho, doctores de la Iglesia aseguran que los acontecimientos que provocan aflicción al espíritu son para que nos volvamos a Dios y busquemos comunicarnos con Él. (cf. Stgo 4:8; Am 3:3; Is 61:1-2. 66:13; Salm 86:17; Mt 11:28-30)

¿Cómo podemos hallar consuelo?   

En la práctica de los ejercicios de piedad se encuentran cuatro (04) maneras que se pueden utilizar de forma combinada inclusive para que sea efectiva aliviar las penas y animar al más necesitado de la alegría de la que estamos todos llamados a tener: 1) Invocación al Espíritu Santo (cf. Hch 9:31); 2) Oración (cf. Filp 4: 6-7) ; 3) La comunidad o hermandad cristiana (cf. Col 4:11; 1Tsl 3:7) y 4) La Biblia (cf. Is 40:1; 2Cor 1:3-7; 1Pe 5:6-7)
Por lo tanto, el rezo del Santo Rosario en una congregación de fieles creyentes y que se aplique la Lectio Divina para la meditación de las Sagradas Escrituras es un método efectivo para buscar consuelo.

¿Dónde podemos hallar consuelo?

En la Iglesia –símbolo de la Madre de Dios y Madre nuestra- . María ha vivido el desgarro de separarse de su único Hijo, muerto en la Cruz; cuenta la tradición que la Virgen revivió su profundo dolor durante largos años de soledad y abandono hasta que fue asumida en el Empíreo del que recibió el consuelo a su pena con la asunción por parte de Dios; por lo tanto, es la madre de los dolores y todos los que sufren son sus hijos predilectos (cf. Mt 5:4).







domingo, 11 de septiembre de 2016

SIE7E OBRAS DE MISERICORDIA ESPIRITUAL



1) LA ORACIÓN COMO OBRA DE MISERICORDIA
Freddy J. Berrios G.
@Catolicoslinea

Las obras de misericordia son acciones caritativas ejecutadas por la Gracia del Espíritu Santo en la que socorremos al coetáneo en sus necesidades corporales y espirituales. En artículos anteriores se detallaron las obras de misericordia corporal, por lo que en este capítulo comenzaremos a compartir nuestras experiencias, testimonios y conocimientos de las obras de misericordia espiritual para Gloria de Dios.
Etimológicamente orar viene del latín oris –boca- porque de los labios brotan las oraciones; rezar significa repetir una oración o frase; rogar proviene del latín rogare –pedir-  y suplicar significa someterse; por lo tanto, la acción de comunicarnos repetidamente con nuestro Padre creador para pedirle cosas según sea su divina voluntad, es la clave para disfrutar la vida en abundancia.

¿Para qué sirve orar?

Para algunos escépticos orar es un tipo de “medicina alternativa” que sirve de terapia. Para los cristianos, la oración es la relación de Alianza entre Dios y la humanidad en Cristo; significa la acción vivificante inspirada por el Espíritu Santo que surge en nosotros la comunicación hacia el Padre creador en estrecha unión fraternal. (cf. CIC parág. 2564)
Orar es el privilegio de estar íntimamente unido a la Gracia del Reino de la Santísima Trinidad y mantenerse en la presencia divina para reflejar su Gloria en nuestras actuaciones cotidianas.

¿Nuestras oraciones son escuchadas?

Sí. Dios escucha nuestras oraciones, no obstante, la humanidad pecadora cambia el tiempo de la oración, condiciona penitencias y hace plegarias en detrimento de nuestro prójimo por no saber orar; nos preocupamos por las cosas del mundo hasta llegar a renegar de Dios, buscando olvidarnos de Él y de nuestro deber (cf. Dan: 9, 20-22; Is: 30,19; Prov: 15,8; Mc: 14, 32-42; Lc: 18, 1-8; Rom: 8,26; Heb: 5,7)
Para muchas personas orar es una pérdida de tiempo o sienten un silencio por parte de Dios. Cualquiera que sea el lenguaje de la oración (gestos y palabras) el que ora debe estar concentrado, su corazón y su psique se deben fusionar para convertirse en el centro escondido, sin acceso, excepto por el Espíritu de Dios, donde controle nuestras decisiones y tendencias psíquicas; así que la persona que ora con el corazón y/o la mente alejado de Dios lo hace en vano.

¿Por qué orar por los vivos y los difuntos?

Porque debemos auxiliar al prójimo que no sepa orar; otros hermanos también necesitan del apoyo en la oración para interceder por alguna causa trascendental y dentro del Misterio de la fe, Dios se sirve de momentos de desgracias o calamidades para instruirnos y dirigir nuestros corazones a Él. Los católicos estamos en comunión como Cuerpo Místico de Cristo, congregados como Iglesia Militante, seguidamente en Iglesia Purgante para finalmente gozar del amor divino en condición de Iglesia Triunfante.
Dios TRIUNO nos invita a hablar con Él para que seamos sus amigos; cuanto más le oremos, más estrecha será nuestra amistad como respuesta a la queja del Dios vivo a la sed del Hijo único (cf.Jer: 29,12; Salm: 145,18; Mat: 7, 9-11; Jn: 19,28; 1Pe: 5,7; Filp: 4,6)