BEATIFICACIÓN DEL DR. HERNÁNDEZ EN LA MIRA
Freddy J. Berrios G.
Venezuela es un país bendecido por Dios; prueba de ello es que 71% de
la población nacional manifiesta identidad católica, es el único país consagrado
al Santísimo Sacramento del Altar, es de los pocos países católicos que
celebran en diciembre las misas de gallo (novena de las misas de aguinaldo), país
único con dos cardenales, dos beatas, cuatro venerables y una sierva de Dios, entre otros indicadores
que pudieran revelar ante la comunidad internacional, que en esta tierra de
Gracia se vive en prosperidad espiritual y siempre beneficiando a los más
necesitados para hallar felicidad en búsqueda del bien común. Pero en esta
realidad hay contradicciones y graves objeciones que obstaculizan los esperados
hallazgos referidos al bien común; estas contradicciones descubren una sociedad
diferente, dividida, donde acciones político-partidistas
interesadas en la confrontación como forma de debilitamiento, han fragmentado a
los venezolanos tanto en ideales como en estratos sociales, cultura,
costumbres, tradiciones y valores. Los gobernantes, quienes aspiran cargos de
tal naturaleza y los comerciantes en general, han tergiversado las
manifestaciones de tal identidad religiosa, haciendo ver, por ejemplo, el
sentido de la peregrinación en vez de lugar y espacio de oración, lo han
convertido en una especie de turismo religioso, en tanto que promueven la
economía del consumo, la venta de souvenir, la explotación turística de la
región, todo ello sin considerar si el feligrés foráneo pueda experimentar un
encuentro íntimo con Dios que lo ayude a dar testimonio de la Gloria de Nuestro
Señor.
Unas de las tergiversaciones a la referida identidad religiosa, se
aprecia en relación a la causa de beatificación del Venerable Dr. José Gregorio
Hernández Cisneros; en cuyo proceso, se observan dos grandes obstáculos; por
una parte, la utilización de su imagen en santería y demás manifestaciones
supersticiosas, y por otra parte siendo aún más grave, la indiscreción de los
medios de comunicación por develar un “posible milagro” de este laico
trujillano con una manera errónea de difundir noticias relativas a esta causa,
sin darle el debido estilo de periodismo religioso; siendo que este último
obstáculo, ha afectado en mayor consideración la causa de su beatificación. En
pocas palabras, se divulga información capciosa o noticia desvirtuada que
afecta a las masas y a su actitud para orar por nuestros hermanos que caminan
en santidad. Un ejemplo de ello es la publicidad solapada que se le da al
Santuario de Isnotú, según la cual la mayoría de los peregrinos piensan que este
sitio (Santuario) alude al Venerable; siendo que, el Dr. José G. Hernández debe haber sido
declarado “Santo” para que este lugar lleve su nombre; la referida publicidad engañosa
no revela que en realidad el nombre completo de este lugar en Isnotú, es Santuario
del Divino Niño.
La tergiversación de la identidad religiosa aludida en el presente
escrito, y refiriendo como ejemplo la causa del Venerable Dr. Hernández,
presenta otros signos de controversia; cuando por ejemplo, se maneja
información acerca de que actores políticos (gobernantes) han mostrado especial
interés -solo provecho político- por la restauración de la Iglesia Nuestra
Señora de la Candelaria en Caracas, donde reposan sus restos. Sobre este tema
de restauración, se conoció en el año 2004 que Mons. Henry Padilla era el
responsable de dicho proyecto; sin embargo, para Marzo del año 2013 es la Presidencia de la República quien se
encarga de terminar los ajustes de esta infraestructura para lo cual aprobaron
91,8 millones de Bolívares.
Respecto a la exaltación de las obras en favor de la causa del
Venerable, en Trujillo los medios también develaron estruendosamente desde el año 2014 un ambicioso proyecto turístico de un
teleférico que comunicaría la población de Isnotú con los poblados circundantes
como Sabana Libre, El Alto de Escuque y el Boquerón, en el cual se incluyó un parque temático. No
obstante esa exorbitante noticia, hasta la fecha -casi terminando el año 2016- no se ha
concretado nada de este proyecto.
Otra de las tergiversaciones de la identidad religiosa del venezolano,
puede verse a la luz de otros procesos de beatificación y canonización que
sigue la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV); por ejemplo, en ese mismo 2014
la CEV declaró año jubilar en el país con motivo de los 150 años del natalicio
del Venerable. Nunca antes se conoció en Venezuela celebración alguna de fechas
de natalicio de Venerables o Beatos, que efectivamente existen en el país, luce
evidente que tales, no han merecido el mismo tratamiento. Pudiéramos sugerir
una mayor atención a la importancia de otras causas de beatificación como por
ejemplo la beatificación de la hermana
Emilia de San José. Respecto al mayor o menor interés por las causas que sigue
la CEV, muchos expertos justifican el efecto del Dr. Hernández por ser el único
laico criollo y porque hizo vida política –pública- muy notoria en el siglo XX.
A propósito del proceso de beatificación del Venerable José G.
Hernández C., Monseñor Fernando Castro, obispo auxiliar de Caracas y Vicepostulador
de la causa del popular “Médico de los pobres” expresa que hay tres metas por
cumplir que exige la comisión del Vaticano: 1) Mostrar la persona de José G.
Hernández C. como modelo de médico de los más necesitados y hombre ejemplar, 2)
Clamor de oración en todo el país y 3) Recoger el mayor número de testimonios. Es indiscutible que sea por las razones que
sean, la beatificación del Dr. Hernández está en la mira de la Santa Sede y su
aprobación depende de la actitud de los feligreses venezolanos así como de su
formación espiritual, ya que mientras no sea santo al Dr. Hernández no se le
puede rendir culto oficialmente, ni se le puede designar una infraestructura
como santuario, iglesias, capillas o altares, tampoco se le puede asignar una
fiesta litúrgica; igualmente se pide discreción con los testimonios de los
posible milagros para no difundirlos a los medios de comunicación y llevar todos
los documentos, exámenes médicos y demás pruebas que lo avalen, junto con las
oraciones de intercesión para ayudar a la causa.
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