jueves, 22 de septiembre de 2016

SIE7E OBRAS DE MISERICORDIA ESPIRITUAL (II PARTE)

2) CONSOLAR AL AFLIGIDO
Freddy J. Berrios G.
@Catolicoslinea

Por definición, Consolar es estar al lado de alguien que se encuentra solo, es decir, involucra acompañar. Por lo general, quien busca la soledad es porque se siente triste; entonces la acción de acompañar al que está solo significa asistir al afligido. Para el ser humano, con el pasar de los años, la vida se hace compleja y las tribulaciones eventuales parecen ser más serias; por desgracia, las vicisitudes de perder un trabajo, pasar el trauma de un divorcio, una enfermedad grave, perder un ser querido, entre otros casos, son circunstancias tan angustiosas que nuestro prójimo sufre física, mental  y espiritualmente.
El cristiano debe conocer el verdadero consuelo de Dios cuando nos toque sufrir;  el consuelo es la experiencia de la presencia de Dios y reconocer los signos que lo muestran actuando con nosotros. Hay que profundizar en esta obra de misericordia que va de la mano de la oración para aligerar nuestras cargas mutuamente en beneficio de tantas almas agobiadas que muchas veces optan por no pedir ayuda.

¿Cómo nos consuela Dios?    

En la Biblia encontramos la respuesta “…Todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza” (cf. Rom 15:4)
La humanidad sufre la tentación de transformar nuestra imagen y semejanza de Dios para convertir la propia vida en la tierra como si Dios no existiera en toda su realidad trascendente, es por ello que vemos en la sociedad diversos trastornos psicológicos, depresiones e infelicidad.
Dios es nuestro Padre Creador y nos ayuda a todos por terrible que parezca una situación en particular. De hecho, doctores de la Iglesia aseguran que los acontecimientos que provocan aflicción al espíritu son para que nos volvamos a Dios y busquemos comunicarnos con Él. (cf. Stgo 4:8; Am 3:3; Is 61:1-2. 66:13; Salm 86:17; Mt 11:28-30)

¿Cómo podemos hallar consuelo?   

En la práctica de los ejercicios de piedad se encuentran cuatro (04) maneras que se pueden utilizar de forma combinada inclusive para que sea efectiva aliviar las penas y animar al más necesitado de la alegría de la que estamos todos llamados a tener: 1) Invocación al Espíritu Santo (cf. Hch 9:31); 2) Oración (cf. Filp 4: 6-7) ; 3) La comunidad o hermandad cristiana (cf. Col 4:11; 1Tsl 3:7) y 4) La Biblia (cf. Is 40:1; 2Cor 1:3-7; 1Pe 5:6-7)
Por lo tanto, el rezo del Santo Rosario en una congregación de fieles creyentes y que se aplique la Lectio Divina para la meditación de las Sagradas Escrituras es un método efectivo para buscar consuelo.

¿Dónde podemos hallar consuelo?

En la Iglesia –símbolo de la Madre de Dios y Madre nuestra- . María ha vivido el desgarro de separarse de su único Hijo, muerto en la Cruz; cuenta la tradición que la Virgen revivió su profundo dolor durante largos años de soledad y abandono hasta que fue asumida en el Empíreo del que recibió el consuelo a su pena con la asunción por parte de Dios; por lo tanto, es la madre de los dolores y todos los que sufren son sus hijos predilectos (cf. Mt 5:4).







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