PREPARACION PARA LA GRACIA. DAR DE BEBER AL SEDIENTO (II PARTE)
Freddy J. Berrios G.
@Catolicoslinea
madurar en la fe y dar los pasos necesarios en el camino de santidad. Las primeras acciones
caritativas es abastecer e inyectar de energía a la humanidad como punto de arranque para
transitar llenos de La Gracia; Dios conoce nuestras debilidades y nuestra hambre que nos proyectan flacos en el amor y desnutridos en el servicio.
Se ha comprobado científicamente que el ser humano –en sus limitaciones- puede estar sin comer hasta nueve días, pero sin beber no aguanta más de 12 horas y es razonable porque nuestro cuerpo está constituido 80% por agua, elemento vital y por ello representa uno de los símbolos originarios de la creación.
Cristo en el calvario expresa en palabras, la súplica de los labios de todas sus heridas, “Tengo sed” (Jn 19, 28) lo que significa para el cristiano “la necesidad” del Señor para que se realice en el mundo el Reino de nuestro Padre creador; es la acción evangelizadora -sudor y lágrimas- que sacia las almas del purgatorio y las almas aun en la tierra, en rescate de la indiferencia de la sociedad avinagrada causante de la falsa percepción de la esterilidad de la muerte de Jesús.
¿Estar sedientos nos condena?
Sí nos condena. Estar sedientos es un estado individual de no percibir las cosas bellas que Dios ha hecho para la felicidad de todos; el alma busca complementarse en la fuente de “agua viva” manteniendo el corazón sano, la mente equilibrada, el cuerpo sereno; tal como lo manifestó el filósofo y actor de películas de acción Bruce Lee (+) quien daba a entender a sus seguidores lo importante de vaciar la mente de los problemas y vicios del mundo, de forjar personas moldeables ante los diversos escenarios que pudiesen presentarse, así como el agua que puede fluir o puede aplastar, aquella agua que corre y nunca se estanca. (http://www.blascubells.com/Articulos/Se_como_el_agua_amigo_Bruce_Lee.htm).
¿Cómo puedo eliminar la sed (el pecado) en mi vida?
Entre la sed de Jesús y el “agua vivificante” de la conversación que discurre en el pasaje bíblico con la samaritana, el Señor nos promete un agua que será, para quien beba de ella, fuente que conduce a la vida eterna; es decir, no volveremos a tener sed (Jn 4, 14). La ambición de la inmortalidad del ser humano es una sed que va más allá de toda fuente del conocimiento científico, por tanto, la promesa del agua nueva y del nuevo pan se corresponde con el brote del costado de Cristo: el agua y la sangre –Cristo y su Iglesia- son la fuerza vital que apaga la sed más profunda del hombre y nos da vida a plenitud que esperamos todos aun sin conocerla mediante la fe. (Benedicto XVI. Jesús de Nazaret. Editorial Planeta Colombiana, S.A. 1ra Edición. Colombia, 2007)
¿Tiene relación los sacramentos con el agua viva?
Sí se relacionan de manera proporcional a nuestra fe; es decir, al aceptar con convicción nuestra iniciación como pueblo de Dios a través del bautismo y vivamos con sincronización armoniosa la oración y las acciones caritativas nos convertimos en “surtidores” del Evangelio para compartir con el prójimo el alimento de la Palabra (Sal 41,3) Huir del compromiso en el servicio apostólico es secar la vida y alejarse de la misericordia divina.
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