EL PAN QUE DEBE SER NUESTRO TODOS LOS
DÍAS
Freddy J. Berrios G.
@Catolicoslinea
El pan es símbolo del alimento de la
humanidad, fruto de la tierra, producto del sudor y del esfuerzo del hombre y
la mujer; pero la tierra no da fruto si no recibe el sol, de esta manera
la sociedad también está necesitada de Dios para producir el auténtico fruto
que sea sostenible y sustentable para las demás generaciones, a pesar de
nuestro orgullo, de pensar que podemos hacer todo por nosotros mismos
valiéndonos de las capacidades del ser humano; al final, este orgullo nos
conduce a la violencia, a ser insensibles con lo que acontece en nuestro
entorno y terminamos destruyendo el planeta.
Cristo al defenderse del adversario y
exponer “no sólo de pan vive el hombre sino de toda Palabra que sale de Dios”
(Mt 4:4) nos enseña que las Sagradas Escrituras son el alimento y la fuerza que
nutre a la Iglesia, de allí la importancia de estar congregados como fieles
adoradores, compartiendo en hermandad, ya que el término “comida” proviene del
latin comes -compañero- porque a la hora de comer
debemos estar reunidos como familia (Barcia, Roque. Sinónimos Castellanos,
1961).
¿Cómo podemos alimentarnos de la
Palabra de Dios?
En nuestra identidad cristiana hemos
aceptado a Jesús como nuestro Dios, por lo tanto, debemos honrar y respetar su
memoria al celebrar el culto público de ir a misa para estar presente en una
infraestructura que nos reúne como pueblo elegido, co-herederos del Reino
Celestial del que cada uno de nosotros le da vida mediante la acción del
Espíritu Santo. Es la fiesta de la Eucaristía en la que nuestro pan es el
de los demás, por lo tanto es el pan del mundo, accesible sólo en la fe.
¿Por qué es importante ir a misa?
La Eucaristía, instituida por Jesús
en la última cena, manifiesta el gran milagro de la transfiguración de nuestros
cuerpos por Cristo para participar de la alimentación de los más necesitados,
es el sentido de bondad reflejada en la cuarta petición de la oración universal
“El Padre nuestro” y significa el sacrificio de amor para salvarnos en
racimo, como comunidad orante, ejerciendo así nuestro testimonio como acción de
gracias a Dios. Por ello es que la Eucaristía es el Sacramento de los
sacramentos (CIC – parág. 611, 671, 1210, 1328).
¿Es obligatorio ir a misa?
No es obligatorio, pero ganamos mucho
al participar con los Apóstoles de Cristo del banquete pascual. Al no asistir a
misa dejamos de cumplir con el designio que dejó Jesús al decir “haced esto en
memoria mía” (Lc 22:19). Es importante destacar que el ser humano tiene tres
tipos de necesidades, las físicas o biológicas, las intelectuales y las
espirituales o Sabiduría de Dios, pues Cristo en su infinita misericordia nos
da el pan que cubre estas necesidades de la humanidad, es el fruto que se
multiplica milagrosamente, que supera en toda esencia el maná “temporal” en el
desierto y se convierte en el alimento eterno cuando somos fieles a la
Palabra de Dios y esperamos en su promesa. Por esta razón, al pedir “nuestro
PAN”, es decir, a CRISTO, debemos desear que nos sea dado cada día, para que
quienes permanecemos y vivimos como cristianos no nos alejemos de la fuerza
santificadora de su cuerpo (cf. Benedicto VI. Jesús de Nazaret, 2007).
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