TRAS LAS HUELLAS DE
UN SANTO (1ra Parte)
@Catolicoslinea
Freddy J. Berrios G.
Octubre designado como el
octavo mes del calendario romano, ha sido aprovechado en la catequesis
cristiana para colocar la Palabra de Dios en el centro de nuestra vida personal
y en medio de la comunidad en el que nos desenvolvemos; simbólicamente el
número ocho representa la plenitud del octavo día de la Resurrección que sigue
a los seis días de la Creación y al séptimo día del reposo sabático, por ello
se relaciona este mes a la lectio divina del canon bíblico y a la lucha interna del bien (las virtudes y
bondades del ser humano) contra el mal (las debilidades por la aceptación del
pecado) que nos determina el grado de nuestra fe y el compromiso de nuestra
identidad católica.
Si bien la humanidad es
pecadora y estamos siempre propensos a las malas acciones, es en el dominio de
sí mismo cuando comienza nuestra búsqueda para alcanzar la perfección haciendo
lo correcto ante Dios; este dominio, como consecuencia del combate espiritual,
presenta de manera intrínseca que el adversario existe y busca separar a la
humanidad de Dios para atraerlos hacia sí, implica reconocer la posibilidad de
estar expuestos a la tentación a la inclinación al mal, a la concupiscencia.
¿Qué
es la concupiscencia?
Es el amor desaforado por
uno mismo, por las cosas y por las creaturas. La concupiscencia es el momento culmen
de la “prueba” presentado como insidia de Satanás, como tentación que pretende
hacer vacilar la fe y dudar del llamado
a la Santidad que es para todos.
¿Puedo
eliminar la concupiscencia de mi vida?
Sí y depende de la decisión
de cada cristiano. El ser humano nace con la mancha del pecado original,
consecuencia de la desobediencia de la primera pareja creada por Dios; sin
embargo, con el bautismo, el individuo es lavado plenamente de esta mancha,
quedando presente en sí la concupiscencia -la inclinación a pecar- donde la
persona puede o no acceder a él.
Vivir en santidad es difícil
pero no imposible y son conocidas las historias de los pecadores redimidos que
superaron las vicisitudes de la debilidad humana para convertirse en relatos
edificantes con motivos iconográficos; la fuerza de la Palabra de Dios
representada mediante el rosal espinoso, la unión con Dios mediante la señal de
la cruz, entre otros elementos.
¿En
Trujillo tenemos testimonios de cristianos ejemplares?
La región andina se destaca
por tener personajes de tradición religiosa popular con aspectos pocos
conocidos de su vida, obras y milagros. Prueba de ello está en el que se perfila
como el primer laico santo de Venezuela (si la
Santa Sede lo beatifica) descrito por la sociedad con el título del
“Médico de los pobres” el Doctor e Investigador José Gregorio Hernández
Cisneros que en vida fue un católico practicante y científico abnegado, sin
embargo, no se escapó de padecer emociones como temores y dudas así como
reflexiones para consolidar sus convicciones pero tiene la recompensa de haberse
reconocido sus virtudes en el Magisterio para dar testimonio de la misericordia
de Dios.
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