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La canción francesa “Le boulevard du temps qui passe” -El boulevard del tiempo que pasa-compuesta por el artista Georges Brassens (n. 1921 – f. 1981) del álbum Trompe la mort de 1976, nos hace la reflexión que el tiempo pasa y nada puede detenerlo. Imaginemos que coloquemos este título en la sala de espera en los hospitales y clínicas: tiempo lleno de incertidumbre, de inquietud cuando hay que esperar el resultado de un examen, de un análisis, o el diagnóstico del médico. Tiempo que parece perdido para algunos; tiempo en que la paciencia es puesta a prueba.
El cartel imaginario podría haber indicado “Boulevard de nuestra vida” ya que en estas infraestructuras de servicio sanitario vemos nacer a la gente, la vemos vivir con tristezas y padecimientos, también la vemos morir. El tiempo no nos pertenece, pero como católicos podemos decirle a Dios con confianza “en tus manos están mis tiempos” (cf. Salm 31:15) Nuestro Señor conduce todo y que todas las cosas ayudan a bien a los que lo aman (cf. Rom 8:28).
Gracias a Dios no se puede retroceder el tiempo y permite que lo valioso, lo virtuoso, lo realmente importante sea efímero para valorar y apreciar estas cosas. Nuestro creador se comunica a la humanidad con amor a través de circunstancias muy diversas; confiemos en Su Gracia, volvamos nuestra mirada en Cristo y desde ahí redescubramos al mundo para la vida eterna. (cf. 2Cor 6:2)
Canción de Georges Brassens (Puedes escuchar acá la referida canción francesa)
El “tiempo humano” o CRONOS es la referencia dimensional (de medida) de los ciclos biológicos; los calendarios, las estaciones, lo que dura el planeta en completar su vuelta en su propio eje y alrededor del sol, las cosechas, el clima, incluso la historia, pero siempre referente a cantidad, a lo mesurable.
El “tiempo divino” o KAIROS es de naturaleza cualitativa; el momento adecuado y oportuno, por ende, no es usual asociar este tiempo a ciclos o repeticiones sino a la eficiencia de un hecho y/o acciones determinadas porque demuestran ser decisivas en situaciones imprevisibles e inusuales. En ciertos contextos es empleado para nombrar esa condición necesaria para lograr el éxito en un proyecto de vida.
¿QUÉ HACEMOS CON NUESTROS TIEMPOS?
¿CREER ES UNA PÉRDIDA DE TIEMPO?
No. Tenemos nuestro libre albedrío y Dios en cualquier momento nos da la oportunidad para acercarnos a Él. En el tiempo que nos queda por vivir podemos depositar nuestra confianza en aquel que nos creó a través de la reflexión, discernimiento, la oración y la sana autocrítica. (cf. Es 8:22)
La evolución que muchos filósofos, ateos, científicos y hasta influencers sugieren como “transhumanismo” en nuestra identidad de fe ya hay un referente a seguir: Cristo quien murió por nuestros pecados y que por amor a la humanidad resucitó para que compartamos el Reino mediante la salvación. (cf. La Buena Semilla. Ediciones Bíblicas. 2017 – Suiza)
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