JUDAS: IMPRESCINDIBLE EN LA SALVACIÓN
@Catolicoslinea
En el Domingo de Resurrección, celebrado en muchos pueblos del mundo, se
realiza la tradicional “quema de Judas”: muñeco relleno de elementos
inflamables para apedrearlo, lincharlo e
insultarlo, en la que se recuerdan a
personas corruptas, antisociales, a traidores
que –según la definición de la Real Academia- delatan algo que se quería
mantener secreto; también indica que el término traidor es quien parece
inofensivo pero produce daño. No obstante esta tradición, la “quema de Judas”
simboliza eliminar nuestras debilidades o pecados, y ser purificados por el
fuego del amor misericordioso y reducir
el mal a cenizas, celebrando la Reconciliación con Cristo. Es por esta razón que el misterio de la redención
festejaba de buena manera esta “quema” pero, con el tiempo se degeneró totalmente, llegando
a convertir la Semana Santa en la sociedad, en una profanada semana zángana, una
justificación del ocio y banalismos mundanos.
¿Quién fue Judas Iscariote?
Judas –del arameo Jehuda,
patrocinador de Dios- e Iscariote –epíteto que puede significar “el hombre de
Queriyot” pueblo de Judea (cf. Jos 15:25) o pueblo de Moab (cf. Jer
48:41) aunque también puede provenir del término sicario, variante radical de los
zelotes; fue uno de los primeros 12 apóstoles de Jesús, quien poseído por el mal entregó al Maestro a sus
enemigos por 30 monedas de plata, convirtiéndose en el hombre más odiado en la historia; al
darse cuenta de la magnitud de su fechoría es presa de remordimientos y, profundamente
abatido por la caída de su amigo Jesús, habiendo
perdido la esperanza, se ahorca. (cf. Mt 26: 14-16. 21-25. 46-50; 27:3-5; Mc
14:10-11. 18-21. 42-45; Lc 6:16; 22: 3-6. 47-48; Jn 6:70-71; 12: 4-6; 13: 2.
21-30; 18: 1-6). Algunos teólogos han
sugerido que cuando Judas se colgó, la cuerda se rompió, su cuerpo cayó reventándose al golpear el suelo (cf. Hch 1:
16-18)
¿La Iglesia condena la “traición” de Judas?
La Iglesia no lo condena. Judas
tuvo un cargo de confianza entre los discípulos de Jesús siendo tesorero; administraba las ofrendas y donaciones para la
“causa” de su Maestro, provenientes de personas adineradas (cf. Mc 10:17-22),
oficiales del ejército romano (cf. Mt 8:5-6; Lc 7: 6-9), gobernantes (cf. Mt
9:19-25), consejeros (cf. Mc 15:43) y del pueblo convertido (cf. Jn 12: 4-6);
por lo que la Iglesia no considera que Judas haya traicionado de manera
predeterminada y consciente a su “amigo” sino bajo posesión maligna para que se
cumpliera la misión redentora de Cristo. El Magisterio expone la acción de
Judas como parte del plan de salvación de Dios a la humanidad. (cf. Mt 7:1-5)
¿Jesús organizó su propia ejecución?
No, Jesús no organizó su
ejecución; pero conocía del plan de Salvación de Dios Padre. La traición de Judas
demuestra la vulnerabilidad del ser humano ante las asechanzas del demonio. Judas
no fue el único que traicionó a Jesús, TODOS sus discípulos lo hicieron cuando
llegaron a aprehenderlo en el Monte de los Olivos. La diferencia radica en que
existen dos tipos de aflicciones, una, del que ha perdido la esperanza, que no
confía en el amor y la verdad, por ello abate y destruye al hombre por dentro
(caso de Judas); otra aflicción es la provocada por la conmoción ante la
verdad y que lleva al hombre a la
conversión, a oponerse al mal; ésta
última hace que la tristeza se regenere y enseña a la humanidad a amar de nuevo,
a esperar en Cristo (caso de Pedro, Juan, María Magdalena, María esposa de
Cleofás y la Santísima Virgen María). Debemos reconocer nuestras debilidades y
faltas hacia Jesús con un corazón contrito, dispuesto a fortalecerse en el perdón y la
reconciliación para Gloria de Dios. (cf. Benedicto VI. Jesús de Nazaret,2007)